Este blog ... es una mezcla de cochina e ideal realidad
con cochina e ideal irrealidad, en una palabra la Cochinchina.
Es la vida tal como la he visto desde el punto de vista
de piso deshabitado y con apariciones. ¡El gran lío de la vida!
(Adaptación del Prólogo a las Novelas de la Nebulosa de Ramón Gómez de la serna)

domingo, 1 de abril de 2007

MI TIEMPO DE SILENCIO

Si, yo soy la primera persona que llega por las mañanas a la puerta de mi instituto, alguien tendrá que ser el primero ¿no?. Seis años llevo ya viendo la misma imagen: piernas, pié, reproductor de música (que han ido evolucionando con el paso de los años) y mochila.

Unos 45min antes de entrar en el sitio donde harán que sea un poco más culta que el día anterior (por poco que sea) tengo mi ratito de toma de contacto con el mundo real dentro del coche que me trae a Badajoz desde mi pueblo (www.lanzadera.com/novelda jajaja ;) ). Los paso en silencio y con los ojos de par en par (por mucho que digan ¡nunca me he dormido!), esperando a que en la radio digan algo interesante o algo que me haga reír y poniendo mi propia música cuando veo que eso no sucede. Cuando el reloj se va acercando a las ocho en punto empiezan a llegar los más madrugadores que varían cada año pero sus rostros siempre traen la misma expresión seria y, a no ser que alguien se haya despertado de buen humor, suelen transmitir de todo menos vitalidad y alegría.

(Dibujo que hice una mañana de aburrimiento en la agenda. Es la Parroquia de San Juan Macias que veo desde el coche)

Recibo miradas de todo tipo y, varias veces a lo largo de estos años, alumnos y profesores me han preguntado extrañados “¿Tú porqué estás ahí tan temprano?”. La verdad, no se cuantas veces he contado la historia de “Es que vivo en un pueblo y…”. También los madrugadores me miran, si es invierno pasan frío, en verano calor, se mojan si llueve y se despeinan si hace viento pero yo siempre permanezco igual, con una temperatura aceptable y sentada relativamente cómoda, esto hace que generalmente me miren con odio jeje.

En este tiempo las cosas han cambiado mucho. Primero compartía el espacio con mi hermana. ¡Anda que no nos reíamos comentado a cada cual que pasaba! De forma sana siempre, pero fueron tiempos divertidos. Algunos de esos momentos son inolvidables, a destacar el de “El salvador de los caracoles” que los apartaba uno a uno para que nadie les pisase o "El perro actor" que se ponia a cojear con una extraña habilidad cuando veía que alguna persona iba a pasar por su lado. Dos años después me tocó estar sola y, también veo cosas de todo tipo. Cada día el anciano que pasea a su perro y se empeña en andar más despacio de lo que el animal querría, la señora que, por algún motivo que desconozco, echa de comer a las palomas y gatos que viven por allí, la recogida de papel y vidrios para reciclar, la chica vestida con el uniforme del ejercito que lleva un carricoche con un bebé y la bedel que llega sofocada con las llaves en la mano mientras todos los alumnos la esperan agolpados en la verja. Si tengo suerte, algún día contemplo algo diferente: una discusión entre dos barrenderos, un señor al que se le queda parado el coche o una amiga contándole a otra que le empieza a gustar un chico de clase sin darse cuenta de que yo estoy allí.

Por suerte, siempre he tenido a alguien que me saque de ese “tiempo de silencio” y solemos ser los encargados/as de encender las luces del pasillo que, minutos después, se llenará de gente. Gracias a Sire, a Mañero y a mi Javi que han sido los tres acompañantes madrugadores oficiales que he tenido jeje y también al resto que algún día me haya dado un golpecito en el cristal para sacarme de la pecera.

Este, con suerte, será el último año que pueda observar a los primeros que llegan, que mande a mi Javi algún que otro sms de buenos días en un ataque de aburrimiento, que pueda decir “¿Los ejercicios de inglés? Si, los tengo, los acabo de hacer en el coche”, que pueda construir “regalos” absurdos a mis compañeros/as de clase tales como tarjetas que se mueven (o dragones que mueven la cabeza jeje) con más cariño que valor material y el último año que encienda las luces del pasillo. Aunque parezca extraño, se que lo echaré de menos.


1 comentario:

  1. Es mucho mejor que leerlo, escucharlo de tu propia voz, con todos tus matices, con tus gestos, con tu cariño y dulzura, con todo lo que la propia autora le aporta y en un ambiente tan familiar y querido, guardando silencio, emocionándose y sintiendo como suya cada palabra...
    Un besote!

    ResponderEliminar