CON ANTOJO DE CEREZAS

Es verdad eso que dicen de que el corazón late más fuerte.

Y ahora. Ahora que tengo mis esperados kilitos más siento que no hay perro que me ladre.
Me río con frases que mandan en los mensajes en cadena (porque sí, yo leo siempre todo lo que me mandan por muy absurdo, perder el tiempo, aburrido y bla bla bla que parezca)
“He perdido el móvil! He perdido el móvil!!!... ah no, esta aquí...”
“yo también he dicho: es guapo/a pero.. ES GILIPOLLAS!!!”
Disfruto cuando alguien me dice “Marina, ¡te veo más gordita! te lo has tomado en serio ¿eh?” y en su cara veo que me lo está diciendo verdad. Acto seguido, como si pensase que eso resulta una conversación interesante para cualquiera, me pongo a hablar de lo flaquísima que estaba antes y lo contenta que estoy ahora. Hay que ver lo que cuesta poner peso en contra de la voluntad de la naturaleza… y lo agradecida que estoy ahora a los/as que siempre me veíais con buenos ojos aun siendo un esqueleto.

Dos de marzo ya… y como sigan llegando buenas noticias la sonrisa no me va a caber dentro de la cara (igual suena un poco desagradable).

Porque es verdad eso que dicen de que el corazón late más fuerte, cuando me paro a pensar en que me voy a ir, cuando cuento los días para que la tita venga y cuando apruebo con esfuerzo. El corazón me late más fuerte al pensar que Jorge Drexler ya tendrá comprados los billetes para dar el concierto en el que yo cantaré en directo a la vez que él, cuando la lluvia no me deja ver nada mientras conduzco y cuando quiero pero no quiero.

Todo lo que pueden llegar a decirse dos manos.
Increíble, extraordinario, sorprendente, asombroso, fantástico..