ASÍ SON LAS COSAS

¡Vaya sensiblera estoy hecha! Pues sí, ¡y qué le hago! Los días como hoy me encantan. Porque a mi las sorpresas y las despedidas si que me gustan. Siempre es mejor despedirse a no decir nada. Porque sé que hay amistades que podrían acabarse hoy mismo y aun así serian inolvidables. A veces pienso que algunas de esas amistades van a ser para siempre y que nos veremos dentro de muchos años aunque sea engañarme a mi misma. Psicoanálisis. “Dame consejos, de esos tan oportunos” dice Tontxu. Pero no soy capaz de seguirlos (digo yo misma). “Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena” dice Sabina, que capacidad de sintetizar tanto en tan pocas palabras tiene este hombre. El exceso de sinceridad provoca risa. A veces es mejor así.

Llorera y risa. Porque escuchar a una amiga y que de verdad te duela su pena es amistad pura. Estar tan cómoda entre desconocidos. Reconozco tener cierto miedo. Especialmente a que la luz de mi extraña amistad intermitente se apague para siempre. Por suerte la luz que intermite es infinita y si se apaga acabará reapareciendo, con fuerza como lo ha hecho siempre. Al menos me consuela pensar eso. Hablar bien de alguien a sus espaldas es algo que me encanta (ya lo he escrito en otra ocasión). Hablar mal de alguien a sus espaldas lo hacemos todos. Estar con un jersey, por fino que sea, cuando los termómetros marcan alrededor de los 30º solo lo hago yo.

Llegar a mi pueblito y otra vez llorera y risa. Estar con mis amigas de toda la vida, por poco tiempo que sea y por diferentes que seamos, me encanta. Estar con ellas sentada en un banco hecho por mi padre me hizo sentir especial durante un momento. La autoescuela es muy importante. Si, muy importante. Tú verás. Una fan de camarón, la más beckham-fashion, mi super pija querida y yo, la rara que va siempre sin peinar y sin colorines por la cara. ¡Vaya cuatro patas pa’ un banco! YO TAMPOCO QUIERO SER PRINCESA, nunca he querido ser princesa... (vease mi cara de alegría)