NO PASA NADA

Desde pequeña mi padre me ha transmitido una cierta admiración por los imanes. Siempre he pensado que cuando dos persona “crecen” juntas adquieren personalidades parecidas. Cambié de opinión cuando vi como dos hermanas gemelas acabaron trasformándose una en una gótica siempre vestida de negro y otra en una especie de hippy con la cabeza llena de rastas. La personalidad no es tan personal. Es una mezcla del ambiente, de como te hayan educado, de como sea tu familia, de tus amigos, de cual haya sido tú colegio y de las penas y alegrías que has ido pasando. “Los polos similares se repelen y los polos opuestos se atraen”. No pretendo contradecir a una de las leyes básicas de la Física. Tampoco a la ley creada por mi amiga Noelia “Los palos opuestos se atraen” (pero esto ya es otra historia). Lamentablemente, empiezo a descubrir como los polos opuestos al final acaban por repelerse. Pero no pasa nada, era cuestión de tiempo. A mi me gusta descubrir a cada persona, tratar de meterme dentro de su cabeza y observar cada gesto y cada movimiento involuntario. Las caras, los acentos, las muletillas… las diferencias. Me gusta ver las diferencias y compararlas porque, me gusta que todos seamos diferentes. A pesar de ello y por un motivo que desconozco todos tendemos a buscar alguien con quien compartamos alguna inquietud. Lo que se suele decir “alguien con quien tengas cosas en común”. “¡Qué tontería buscar cosas en común!” Decía yo siempre “Los polos opuestos se atraen…”. ¿Si? ¿Es una tontería? Comienzo a pensar y cometo el error de pensar en un futuro lejano que no se si llegará algún día. Trato cada día de convencerte de que no pasa nada. De que creo que mereces a una persona que de verdad se alegre por lo que haces, por las cosas que estás consiguiendo con todo tu empeño y tus ganas. Y no digo que yo no me alegre y que no esté orgullosa de que luches por lo que quieres. Me gustaría que encontrases a alguien que compartiese contigo tus mismas emociones. Porque sé que yo nunca miraré una de tus réplicas con admiración y sé que tú nunca vas a leer esto. Quizá por eso escribo esto. Creo que en realidad me lo estoy diciendo a mi misma, que me dirijo a ti pero en realidad no me importa que jamás lo leas. Porque ahora sé que no pasa nada. Que no importa que encuentres a esa chica que aprecie tu ley del mínimo esfuerzo. Que no importa si nadie se apellida nunca Piñero Muñoz (aunque, pesándolo bien, seguramente haya ya mucha gente que se apellide así). Sé que nunca me propondrás hacer un viaje. Que tú eres feliz así. Yo nunca voy a saber valorar tu modo de vida y lo sabes y lo siento. Pero esto no significa que no te quiera y no significa que no quiera saber más de ti. Sé que si no estuvieras conmigo no sabrías que existe Novelda y que todavía no sabes ni cuantos habitantes tiene. Puede encuentres a esa chica a la que le guste regalar cosas que valgan más dinero que tiempo y que nunca te pida que le hagas un regalo hecho por ti. Así no tendrías que molestarte en ello. Yo espero que conserves cada cosa que puebla tu habitación y a la que yo le dediqué parte de mi tiempo y mi cariño. Pero no te pido que lo conserves todo para siempre ni que en un futuro formen parte de la decoración de tu casa o piso. No quiero que cambies por mi. Tampoco que, ahora de repente, veas a un “pin y pon” disfrazado de guerrero sobre un caballo extraño con una espada hecha de papel y lo consideres el mejor regalo del mundo. No pido que me digas que te haga algo de punto o que leas lo que escribo porque, sinceramente, acaba dándome igual. Pero si que me gustaría que, dentro de unos años, te preguntes por mi. Que trates de ver si por fin fui a México o si escribí un libro (cosa que a ti te parece una tontería). Que te acuerdes de mi cuando oigas hablar de Frida Kahlo y que no pienses que estos años han sido una pérdida de tiempo. Que seguiremos juntos hoy, mañana y la semana que viene pero que no cortarás mis alas. Que no quiero estar con un chico diferente cada noche ni con uno cada semana, que no es eso lo que busco, entérate. Que quiero vivir y moverme, vivir de mi, de mi trabajo. Aprenderé a tocar sevillanas y lo que sea por cutre que te parezca, que si, que me gusta. Que seguiré cogiendo la aguja y el hilo y seguiré escribiendo. Que no me quiero olvidar de ti ni esto es un texto de despedida. Que seguiré volviendo locas a mis amigas con mis cacaos mentales, con mis dudas y mis sueños. Todas esas cosas que tú no sabrás nunca. Que tengo amigos de verdad aunque te pese y les quiero y mucho. Nunca envidies a nadie porque tú ya eres genial, único y me encantas. Que sí, que no te odio ni te infravaloro. Pero me niego a pensar con mi corta edad que “todos los hombres son iguales” como tú me quieres hacer ver. Sé que solo los que me quieren y a los que les importa como pienso y como soy son los que van a leer este texto tan largo y pesado. Que por suerte habrá más de una persona que lo haga y eso me hace feliz. Porque las cosas sencillas son las que me hacen sentir llena. Porque así me regalan su tiempo, entiéndelo, para mi es el regalo más caro del mundo. Tú también me has dedicado mucho y también lo valoro. He aprendido muchas cosas de ti. Tu madre me enseñó a hacer ganchillo. No quiero casarme por la iglesia y oxidarme en un piso “de oro” aunque puede que al final acabe haciendo ambas cosas. Ahora quiero pensar que me casaré en la playa, en… yo que sé… Costa Rica, si, que me encanta, y que viviré libre y sin preocupaciones. Porque soy joven y tengo la edad de tener ideas absurdas y de tener ilusiones extrañas. ¿Qué tiene de malo? Tú eres muy realista y eso te honra pero no trates de hacer que sea como tú en ese aspecto. Lo típico ya pasa solo. La hipoteca la pagaremos todos. Mientras tanto, tú defiende esta patria que no sé si en un futuro será la mía (no es la primera vez que te lo digo). ¿Absurdo? Bueno, puede que si pero no pasa nada.

Gracias por el tiempo que has dedicado en leer todo esto, seas quien seas. Con todo esto fuera tengo más espacio para respirar dentro de mi. Puede que tú seas una de esas muchas personas que alguna vez que han dicho “No pienses tanto”, “No le des tantas vueltas a las cosas” jejeje Seguro que sí porque casi todo el que me conoce me lo ha dicho alguna vez. Me podría pasar el día escribiendo reflexiones pero tu tiempo es oro y ya has gastado bastante en mi (por cierto, Novelda tiene unos mil habitantes). Estar frente al ordenador demasiado tiempo aturde. Así que ya paro. ¡Vuelve que prometo escribir más corto!