aís. El mismo por el que muchos luchan e incluso mueren en el intento de conseguir y que otros perdemos sin darle importancia. Otra vez vuelvo a tener en mis manos el pasaporte que despliega mis alas deseosas de alzar el vuelo. Solo mirarlo ya me hace sentir de una forma especial. El deseo de volver a utilizarlo me puede. Sus páginas vacías me gritan que aun queda mucho por ver, por pisar, por tocar, por descubrir, por fotografiar, por oler, por admirar, por saborear. Me recuerdan que siempre me quedarán más lugares que vida y, por lo tanto, que no hay minuto que perder. Pero hoy, un día más, observo los azulejos blancos y negros que se alternan en el suelo formando un conjunto infinito de tableros de ajedrez que serían perfectos para piezas de unos cincuenta centímetros de alto. Aquí sentada, nada común, lo sé, ¡qué remedio! No tengo un fotolog ni nada de eso donde poner fotos con mis amigos comentando “¡¡Qué bien lo pasamos ehh!!”. Cómo tenerlo si en realidad no vivo momentos en los que poder echar fotos y luego decir eso. Un sábado por la noche más en el que el tiempo de mi adolescencia pasa lento.
Me retumba en la cabeza la frase “Cuando tengáis el carné de conducir y salgáis más del pueblo empezareis a vivir todo lo que os estáis perdiendo ahora” y me da fuerzas y me hace sentir más feliz. Puede parecer extraño pero esa frase me hace sentir afortunada. Afortunada de saber que lo que yo hago ahora muchas personas como esa no lo harán nunca. Triste al pensar que ellos jamás podrán retroceder en el tiempo para vivir lo que yo estoy viviendo. Nunca irán a coger setas con sus padres y, con el paso de los años, se arrepentirán de no haber pasado más tiempo con ellos. Me da pena pensar que nunca irán a coger moras a finales de mayo. Quizá no es “normal” lo que hago. Desde luego yo no tengo la sensación de estar perdiendo el tiempo o de estar perdiéndome algo. No tengo envidia de los adolescentes rellenos de alcohol que se creen más felices que yo. Solo tengo envidia del aire (porque no tiene que buscar escusas absurdas para abrazar a quien se le antoja, siempre sin preocuparse en las malas ideas de los que miran) y de los pájaros (porque recorren lugares que yo nunca veré) pero no de ti. No de los que viven momentos que al día siguiente no recuerdan. Nunca he necesitado pintarme la cara de colores para sentirme bien o para que me digan cosas bonitas. No tengo celos de los que tienen falsos amigos que oyen pero no escuchan. No quiero ser como tú. Puede que todos vivan más que yo, que sus cuerpos aguanten más este mundo que el mío, pero no es ser inmortal lo que pretendo. Yo tengo muchos sueños por cumplir, amigos que desearía tener ahí siempre y también que contasen conmigo, gente que confía en mi, que me da su confianza, disfruto de mi familia, de mi pueblo, de los niños que me saludan cuando doy tres paso al salir de casa. Me gusta mi vida. Disfruto de cada sonrisa que veo en la cara de las personas que quiero. De los gestos de cariño que me cambian a modo de trueque por mis "regalos" de tela e hilo. Mañana compartiré las primeras horas del día con mi madre y con mi hermana. Mientras tú duermes yo disfrutaré de ellas. Tengo a mi mente imparable y a esta personalidad para algunos inaguantable. Aun conservo las ganas aprender, de viajar, de empaparme de diferentes culturas y diferentes religiones. ¿Tú tienes todo eso? Ojala lo tengas. Sino es así... bueno, espero que cuando tengas el carné de conducir y salgas de tu falsa felicidad empieces a vivir todo lo que te estás perdiendo ahora.



Después de sufrir esa extraña transformación numerosas veces en distintos probadores de distintas tiendas con la calefacción en distinta temperatura pero, curiosamente, casi en todos con canciones de Pereza o Coti como música ambiental (se agradece) surge la situación más surrealista del día. Entramos en unos grandes almacenes que, por no hacer publicidad en mi blog los llamaremos "El C.I.", ya con desesperación y con el fin de encontrar lo que llevábamos toda la mañana buscando. Allí no era Pereza lo que sonaba de fondo, no no, nada de la canción de adiós de Coti o Andy & Lucas que incluso lo hubiese preferido. Mi hermana y yo nos miramos con cara de asombro al cruzar la puerta y oír "¡¡Alcohol, alcohol. Alcohol, alcohol alcohol. Hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual!!" que salía de todos los altavoces de la planta como si esa canción con esa letra tan profunda y ese ritmo tan trabajado fuese la mejor de todos los tiempos. ¿A quien se le ocurrió la brillante idea de poner semejante cosa? ¿El encargado de la música no encontró ninguna canción un poco más acorde con el sitio y con más calidad que esa? ¿O es que Andy & Lucas les paga para que se les llegue a preferir? ¡¡Qué está pasando!! Bueno, entre eso y que la talla mínima que venden es enorme, la experiencia a sido toda una decepción.
A veces parece que simplemente existo. Hoy no es un buen día para escribir o quizás el mejor. Hoy es uno de esos días en los que siento que no tengo nada de especial, en los que pienso que ya hay mucha gente como yo en el mundo, de esos en los que miro a mi alrededor y no consigo cambiar nada. Uno de esos días que pasan en blanco. Harta de ver a mi alrededor a gente triste y no poder hacer nada. Harta de que, aunque pudiera hacer algo, mi ayuda sobra. Harta de callar tanto que no digo nada, cuando no se por cuanto tiempo podré hablar. Harta de que entre risas pueda llegar un momento en que el pie resbale y caigas rodeada de gente que te mira pero nunca entre llantos aparece la carcajada. Harta de que pasarme el día pensand
